Late bloomers, genios del trabajo duro
Desde que somos pequeños, nos inculcan que debemos destacar y empezar con “buen pie” en la vida, sacando las mejores calificaciones para labrarnos un buen futuro profesional y triunfar. Lo que nos explicitan menos; es que no todos tenemos los mismos talentos, ni las mismas habilidades o que quizá, no las desarrollemos tan pronto.
Crecemos pensando en que tenemos que seguir la senda de los gurús de nuestro tiempo y que, si no empezamos pronto a brillar, nuestra luz se apagará y no podremos optar a esos lugares destacados en la sociedad en el que sólo están presentes, unos pocos. Y tristemente, muchos simplemente, se conforman, sin siquiera intentarlo.
¿Cuál puede ser el porqué de que no marquemos esa diferencia, a una edad temprana? No siempre es debido a los talentos o capacidades que tengamos; si no a que nos permitamos desarrollarlos, ya que a veces nos vemos obligados por las circunstancias o de forma inconsciente a trabajar en áreas que no nos permiten florecer, ni demostrar nuestro potencial.
Lo que a veces, no nos paramos a pensar es en que existen profesionales que, aunque no se hayan inicialmente englobado en el perfil de genios; han destacado notablemente (como el buen vino), llegándose a convertir en ejemplo indiscutible del éxito, con los años.
El fenómeno ‘Late Bloomer’
La experiencia, llevada de la mano del trabajo duro, siempre se ha dicho que es “un grado” y afortunadamente en un entorno global, en el que la esperanza de vida ha aumentado considerablemente en los últimos 60 años y, por ende, la etapa profesional se alarga; aparece un término que trata de explicar este fenómeno: los late bloomers (flor tardía).
Personas que “peinan canas” y que, como cualquiera de nosotros, un día se atrevieron a pensar fuera de la caja, marcando su propio camino y que hoy en día, sin su legado no sería lo mismo.
¿Qué sería de nosotros sin la obra de Cervantes, los cuadros de Van Gogh o Fleming y sus descubrimientos y aportaciones a la sociedad? Pues todos ellos, son “late bloomers”, que se vieron liberados para “florecer”, en la mediana edad.
Otros ejemplos más cercanos, pueden ser el caso del coronel Sanders, que desarrolló la cadena de comida rápida KFC, a los 65 años; o Morgan Freeman cuyos éxitos en la pantalla, le han llegado en la madurez.
¿Qué lección o conclusión podemos sacar de todo esto?
Que, de nuevo, la motivación y la actitud son vitales a cualquier edad. Que debemos siempre buscar nuevos retos, seguir aprendiendo y nunca darnos por vencidos.
El trabajo duro, siempre se verá recompensado y quizá seamos los próximos genios con una idea que revolucione el mundo. Es probable que necesitemos que nos orienten un poco y actualizar nuestros conocimientos, pero lo más importante, ya está dentro de cada uno de nosotros, sólo hay que darle herramientas para que salga y brille.