Reportaje de Tribuna Empresarial del Diario de Pontevedra, sábado 4 de marzo de 2017, Belén Sotelo, Directora Académica del Máster de RRHH y Gestión de Personas de IFFE Business School.
El próximo 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer bajo el lema “Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50 – 50 en 2030”. Es una celebración global y conmemora la lucha de las mujeres por alcanzar la igualdad en todos los ámbitos de la sociedad. Una lucha que en muchos aspectos tiene por delante un recorrido arduo e intenso pero en el que vamos, como sociedad globalizada, en el buen camino; despacio, pero firmes.
No podemos, ni creo que debamos, olvidar que dicho camino hasta este punto, en el que a día de hoy estamos, ha sido largo y duro y que queda todavía mucho por hacer y por cambiar si queremos cumplir los objetivos que nos hemos marcado.
El mercado laboral de nuestro país se encuentra en una transformación continua. La inestabilidad económica y el alto índice de desempleo afecta de manera más acentuada a la ya de por sí desafiante situación de la mujer en el mercado laboral, acentuando las diferencias entre ambos sexos en relación a la posibilidad de acceder a nuevas oportunidades laborales. Ello se debe, por una parte y de modo acusado, a que la responsabilidad sobre la necesidad de conciliar la vida laboral y familiar suele recaer sobre las mujeres, y por otra, y en consecuencia, a través del incremento de la denominada como brecha salarial ya existente entre ambos sexos.
Si queremos lograr el objetivo marcado para el 2030, las políticas sociales deberán ir orientadas a: favorecer el acceso de las mujeres a las nuevas tecnologías, eliminar la brecha salarial entre sexos, reconocer el trabajo no remunerado en el hogar familiar, suprimir las barreras existentes, a día de hoy, de la mujer para acceder a puestos de responsabilidad, apostar de modo institucional y sólido por la racionalización de horarios, etc… Aunque sin duda, la medida más efectiva para lograr la igualdad resulta ser la Educación, en definitiva, los valores y el ejemplo.
Algunas medidas tomadas en España como la Ley de Igualdad del año 2007 o el Código de Buen Gobierno Corporativo de 2008 revisado en febrero de 2015, enuncian meras recomendaciones pero no incluyen medidas de carácter coercitivo para favorecer el alcance del objetivo de presencia de mujeres en órganos de decisión empresarial. Esto, aun suponiendo un avance, no acaba con una injusticia latente en el mercado laboral de nuestros días hacia las mujeres, a pesar de que está contrastado que son éstas las que tienen un nivel más alto de consecución de títulos tanto universitarios como máster.
En IFFE Business School, la escuela de negocios de referencia en Galicia en los últimos años, la presencia actual de mujeres y la consecución de dichas titulaciones llega a tasas del 60%, siendo las cifras objetivo de la normativa europea de un 40% para el año 2020. Las cifras actuales, por lo general, apenas alcanzan el 20%.
La característica que mejor define a un mercado laboral desarrollado es el poseer unos índices de acceso al mercado de trabajo sin discriminación de ningún tipo, en el que sólo las capacidades de una u otra persona son las que deberían marcar el acceso al puesto de trabajo y el establecimiento de unos baremos determinados de remuneración salarial en una misma posición, independientemente de que se trate de un hombre o una mujer.
Aunque ciertamente hay una tendencia alcista en cuanto a la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad, todavía estamos lejos de los niveles propios de un país que se considere a sí mismo como desarrollado, por lo que queda por delante todavía un gran trabajo de concienciación a todos los niveles.
Como resumen, nos podemos quedar con la frase de Ban Ki-Moon, Secretario General de la ONU: “Ahora estamos barriendo las ideas preconcebidas y los prejuicios del pasado para que las mujeres puedan avanzar y cruzar nuevas fronteras”.