Las pequeñas empresas con proyectos de expansión pueden acceder a este mercado bursátil de forma sencilla y eficiente y beneficiarse de sus ventajas en cuanto a financiación, liquidez, visibilidad y valoración
En nuestro país la banca abarca casi el 90% de la financiación empresarial. Este hecho provoca que, en la actual situación de restricción del crédito bancario, muchas empresas hayan sufrido un cortocircuito de sus líneas de financiación y se hayan visto abocadas al cierre. Por este motivo, las compañías españolas, en especial las pymes (que representan el 99% del tejido empresarial español y un 65% del PIB), han tenido que buscarse literalmente la vida para diseñar un plan alternativo a la hora de garantizar no sólo su supervivencia, sino también su crecimiento. Para aumentar el acceso al crédito y como alternativa a los préstamos bancarios tradicionales, las empresas españolas deberán fijarse en qué tipo de financiación alternativa tienen a su alcance.
Una de las más recurridas por aquellas personas que van a poner en marcha un proyecto empresarial es la conocida como las tres efes: family, friends and fools (familiares, amigos y locos). Otra forma de financiación que actualmente está poniéndose muy de moda es el Crowdfunding. Pero, sin duda, dar el salto al Mercado Alternativo Bursátil (MaB) se ha consolidado como alternativa real de financiación para las pymes en España. Este mercado facilita a las empresas un acceso sencillo y eficiente al mercado de valores. Es una plataforma diseñada para que las pequeñas empresas con proyectos de expansión puedan beneficiarse de las ventajas que ofrece este mercado: financiación, visibilidad, liquidez, valoración, etc.
Además, sus costes y su regulación están adaptados a las particulares características de estas empresas. Para muchas compañías que alcanzan la dimensión adecuada, el MaB también puede ser una interesante plataforma de aprendizaje para su posterior cotización en la Bolsa.
Es por ello que el MaB ha adaptado todos los procedimientos existentes para que estas empresas puedan cotizar en el mercado, pero sin renunciar a un adecuado nivel de transparencia. Asimismo, amplía el universo de empresas a los inversores, permitiendo una diversificación de las carteras actuales invirtiendo en nuevas empresas y sectores.
Las empresas que soliciten su incorporación al MaB deberán ser sociedades anónimas que cumplan, entre otros, con una serie de requisitos:
Un elevado nivel de transparencia que implica un cambio profundo en la mentalidad de los accionistas de referencia, en los órganos de gobierno y sus formas de actuación.
Las compañías deben de asumir el compromiso de suministro de información semestral y anual, debidamente auditada, requerido por el MaB.
Designar un Asesor Registrado que les ayude tanto en la salida como durante su permanencia en el mercado, y suscribir un contrato con un Proveedor de Liquidez que facilite la negociación.
Para la incorporación al MaB es imprescindible que las acciones de las que sean titulares accionistas con porcentajes inferiores al 5% del capital social, representen un valor estimado superior a dos millones de euros. En muchas ocasiones, las empresas que inicialmente no cumplen este requisito lo alcanzan gracias a la colocación o venta previa de acciones que realizan con motivo de su incorporación al mercado.
El MaB funciona como una ventana recurrente de financiación. Las empresas que quieran cotizar en este mercado deben entender que el debut en el parqué no es la línea de meta, sino el punto de partida de una nueva etapa y que como toda aventura cuenta con una serie de factores a favor y en contra.
A medio plazo, las perspectivas que ofrece este mercado son alentadoras, pero para ello el Gobierno debe de dar un golpe encima de la mesa y apostar por este mecanismo de financiación alternativa. Por ello, es necesario impulsar nuevas medidas fiscales que apoyen al mercado y a sus inversores. A dos años vista, parece posible repetir anualmente el ritmo de salidas al mercado que se alcanzó en 2015, situándose en unas 10 por año.
Además, son necesarios buenos proyectos que reporten rentabilidad y sobretodo confianza al inversor. A falta del manido incentivo fiscal, es preciso que exista la confianza en que el MaB puede configurarse como un mercado donde se encuentren empresas/proyectos difíciles de localizar en mercados tradicionales ya sea por el tipo de sector en que se ubican, o por el grado de madurez de la empresa. Proyectos que conllevan un gran riesgo, pero que en términos de rentabilidad/riesgo superen al Mercado Continuo y al IBEX-35.
En cuanto al ámbito normativo, el nuevo reglamento del Mercado Alternativo Bursátil es una de las herramientas que dotan a las empresas cotizadas de un marco regulatorio que garantiza la rigurosidad en el control, la supervisión de las cuentas de las empresas y el fomento de las buenas prácticas corporativas.
DCM Asesores, independencia y experiencia en la consultoría de mercados
DCM Asesores fue en el año 2008 uno de los primeros Asesores Registrados autorizado por el MaB para acompañar a las empresas en su incorporación y permanencia en dicho mercado bursátil. La empresa, perteneciente a IFFE Grupo, hace de la independencia uno de sus principales valores. El no contar con ninguna relación accionarial con entidades financieras permite garantizar a DCM la ausencia de conflictos de interés y, por tanto, el mejor asesoramiento a sus clientes. Empresas como AB-Biotics, Ebioss, Zinkia, Bionaturis, Promorent Socimi, ThinkSmart, CLERHP y Altia son algunas de las compañías que han confiado en DCM Asesores para cotizar en el Mercado Alternativo Bursátil y operar en él. La experiencia acumulada hace de DCM Asesores una apuesta solvente para gestionar con éxito fusiones y adquisiciones, reestructuraciones financieras o el diseño de estrategias corporativas. Una exhaustiva recogida de información sobre el cliente y el análisis de su situación son los primeros pasos para poner en marcha una operación de entrada en el MaB. Se invierten entre siete y nueve meses de plazo en el proceso, en el que DCM elabora un plan de negocio y una valoración objetiva de la empresa para pasar, posteriormente, a la búsqueda de potenciales inversores y la negociación con ellos hasta llegar a cerrar un acuerdo satisfactorio.