Cuando deseas crecer y el talento no alcanza.
Reconocido ya por el común, son tiempos de bonanza para el empleo. Desde el comienzo del final de la crisis, allá por el mes de febrero del no tan lejano 2013 cuando la cifra de desempleados se encontraba en un escalofriante número de 5.040.222 parados hasta hoy en día, a datos del mes de abril de 2019 con una cuantía de 3.163.566 personas en situación de falta de actividad laboral, han ocurrido, en este período, muchas circunstancias. Entre ellas, una reducción paulatina y constante del paro, lo que nos lleva a cifras de ocupación similares a las del año 2008, fatídica fecha considerada el inicio anual de la última gran crisis que hemos soportado.
La evolución cuantitativa positiva del mercado laboral en España resulta evidente, al menos en el último quinquenio. Aún con una lastrada situación estructural continuada, referida a dos aspectos fundamentales: el mantenimiento del denominado paro estructural y el desajuste entre la oferta y la demanda laborales existe un factor de enorme importancia que empieza ya a mostrar su rostro más feroz: la falta de profesionales cualificados en ámbitos como la tecnología, la salud, las nuevas ocupaciones o los trabajos propios de la ya no tan emergente sino consolidada, sociedad de la información.
Y este desajuste, muy soportado en la inadecuación entre la oferta educativa y formativa y las demandas de las empresas y las organizaciones, comienza también a convertirse en un elemento crónico. Las reiteradas llamadas y alertas desde la sociedad civil y más concretamente, las protagonizadas por las empresas a los partidos políticos y a las administraciones demandando un Pacto nacional sobre la educación, han ido cayendo, sucesivamente, en saco roto y, con posterioridad, en el olvido.
En el último estudio realizado por ManpowerGroup, sobre “El futuro del empleo en España hasta 2028” y presentado el pasado mes de marzo, se estima que en los próximos diez años serán necesarios en España entre 2,5 y 2,6 millones de empleos cualificados para todas las edades, de los que entre medio millón y 665.000 serán para cubrir los nuevos puestos que se generarán específicamente en la próxima década. En concreto, de estos nuevos empleos que se van a crear, entre 201.000 y 243.000 estarán destinados a jóvenes entre los 16 y los 34 años, es decir, entre el 41% y el 50% del total.
Evolución del paro en España 1990 - 2018
Así, sumados los actuales trabajos cualificados ocupados ya por jóvenes a los nuevos que se generarán, en 2028 la demanda de empleo especializado para este colectivo ascenderá a 687.00 nuevos empleos.
Aunque esta proyección no resulte totalmente exacta, lo que sí parece evidente es que la nueva sociedad de la información y del conocimiento está ya demandando y más que se requerirán, profesionales bien formados y expertos. Pero la realidad resulta muy cruda: ni las previsiones demográficas ni el presente sistema educativo, en especial el superior, parecen aportar soluciones a estos desajustes más que obvios que se nos van a ir imponiendo de manera absolutamente inapelable y rotunda en la próxima década.
Estudios realizados desde la Fundación I+E, copartícipe del trabajo realizado en colaboración con ManpowerGroup, cifran entre 85.000 y 104.000 los empleos que no van a poder ser cubiertos por jóvenes en la franja de edad ya comentada, entre los 16 y los 34 años. De este modo, no quedará solucionada una demanda de puestos técnicos y novedosos superior al 15% de la cuantía total de trabajos a desempeñar. Esta situación resultará todavía mucho más grave si se produjesen restricciones a la inmigración, en concreto a la cualificada, o se incrementasen las alteraciones derivadas de la denominada “fuga de cerebros”. Hasta hace bien poco, éramos un país exportador de talento, cuestión que agrava de manera importante el obligado ajuste cualitativo del mercado laboral en España.
Pero no todas las actividades, no todas las ocupaciones laborales van a sufrir del mismo modo e intensidad. Los sectores intensivos en tecnología, hoy en día ya casi todos, tendrán mayores dificultades para cubrir vacantes. Por ello, su posible crecimiento se va a ver ralentizado e incluso mermado. Los estudios realizados en los dos últimos años estiman que habrá un déficit de tecnólogos cercano al 20%, seguidos de profesionales provenientes de áreas de conocimiento como las ciencias físicas, químicas, matemáticas e ingenierías (las denominadas profesiones STEM en terminología anglosajona) presentando así déficits superiores al 15%.
Pero no serán únicamente estas actividades las que evidenciarán huecos difíciles de cubrir; cualquier trabajo que suponga especialización y que además exija el uso de la tecnología, presentará una demanda que obligará a las empresas a pujar por los profesionales, en especial por aquellos con talento o con capacidades sociales determinadas. Nos referimos a expertos en Marketing on line, Industria 4.0, Gestión empresarial basada en la tecnología o el nominado como e-Health Management o la Biotecnología. Todas estas demandas, en ocasiones difícilmente cubiertas desde el ámbito de la educación superior pública, lo serán obligadamente, solucionadas desde el ámbito de lo privado, en especial por parte de instituciones de formación vinculadas al denominado post grado.
Conscientes de todo lo anterior, desde IFFE Business School presentamos anualmente los mejores programas posibles para solventar este denominado gap entre la oferta formativa y las demandas de nuestros colaboradores más directos: las empresas y las instituciones. Por ello, nos sentimos especialmente orgullosos de poder contribuir a la mejora de los profesionales y como consecuencia a poder facilitar nuestro apoyo al crecimiento empresarial.