Un País para Viejos
Sabido es que Galicia tiene un problema demográfico de gran relevancia, ampliamente conocido y y quizás poco tratado, al menos con una perspectiva de futuro.
En el último “Informe de la Fundación Adecco” se constata como, en Galicia, la población mayor de 65 años supera ya en un 34% a los menores de 16 años, suponiendo en algunos concellos el número de jubilados un tercio de padrón. El índice de envejecimiento, que mide la evolución de este colectivo en relación a cada 100 menores de edad, alerta de la sangría demográfica entre la población gallega.
Y así, el año 2000 marcó un punto de inflexión así como un cambio de tendencia hacia “un país para viejos”. Desde entonces, la tasa de envejecimiento empezó a subir año tras año, hasta llegar a su máximo histórico actual.
Por tanto, nos enfrentamos en Galicia a una evolución demográfica y un saldo vegetativo enormemente negativos, en un contexto de fuerte emigración tradicional con salidas importantes de adultos y jóvenes, tal y como veremos más adelante. El porcentaje de menores de 16 años apenas sube el 12,5% en el conjunto del territorio gallego, reduciéndose incluso a valores próximos al 10% en las dos provincias orientales. Los datos son especialmente significativos en el caso del grupo de edad en el que más incide la fecundidad (20-39 años). Este grupo de adultos jóvenes ha reducido su número de efectivos de manera sustancial en los últimos quince años.
Lo preocupante de lo expuesto hasta ahora es que cualquier indicador que usemos nos muestra lo mismo: la demografía está en una situación grave y el cambio de tendencia parece casi imposible. Y así, confluyen dos elementos críticos en estos momentos que es necesario abordar, tanto con políticas públicas como con iniciativas privadas: llegan generaciones menguadas a este grupo citado por la caída de la fecundidad y, por otra parte, se están yendo un buen número como consecuencia de la nueva emigración de personas jóvenes sin perspectivas laborales e incluso formativas en Galicia.
La Pérdida de Talento Joven en Galicia: No es País para Jóvenes.
Según los datos que estamos manejando, en la última década, Galicia ha perdido a más de 178.000 jóvenes de entre 20 y 34 años, enfrentándose con ello a la mayor pérdida de población activa más joven y educada de la historia. Las consecuencias económicas y demográficas de la recesión provocan que Galicia sea poco consciente de que está perdiendo personas correspondiente a la franja de edad vital para su desarrollo, con un muy elevado nivel educativo y de las que las empresas gallegas no se aprovechan (además de que se trata de la franja de edad con mayores posibilidades biológicas de tener hijos).
Generar y retener a estos perfiles no parece tarea fácil, cierto es; pero no podemos permitirnos perderlos. Por ello, la reacción deberá ser conjunta, entre el sector público y el privado, al objeto de mantener este colectivo en Galicia y permitir que el próximo crecimiento económico que ya se está anunciado se produzca en su máximo nivel y que permita incluso la atracción de talento joven, generador de riqueza y de futuro proveniente de fuera.
La Solución: La Adaptación a las Necesidades del Mercado Laboral.
Una de las razones fundamentales del éxodo producido en Galicia en los últimos años se debe, entre otros factores, a la supuesta ausencia de estímulos a la permanencia, tanto educativos como laborales. Esta dinámica tiene que cambiar, de hecho, está cambiando, gracias a la llegada al mercado laboral de las nuevas competencias digitales.
Los trabajos del futuro tendrán un componente tecnológico y estarán centrados en la creatividad aunque, eso sí, las habilidades comerciales seguirán siendo muy necesarias.
Los puestos más demandados en 2020 por las empresas serán los relacionados con el comercio y la tecnología, tales como analistas de datos, ingenieros informáticos, responsables de estrategia digital y comerciales (digitales). Todos los puestos relacionados con la tecnología que se demandarán son de reciente creación. Existe una reconversión de las profesiones de toda la vida, como la de comercial, que ahora debe fidelizar a un cliente que no ve, en un entorno online. Y también tecnologías y desarrollos que no se conocen y exijan otros conocimientos.
Los empleos más demandados ahora mismo en las grandes plataformas de búsqueda de empleo online, son los llamados transversales: aquellos que todas las empresas necesitan, perfiles que se engloban en las categorías comerciales y ventas, informática, telecomunicaciones y atención al cliente, que acumulan un 56% del total de puestos ofertados. De la misma forma profesiones como la automoción y la logística relacionada con el consumo online absorberán la demanda de mano de obra intensiva de cualificaciones medias-bajas.
Una Exigencia: Favorecer un Cambio Cultural Tecnológico de Corte Humano.
Los ordenadores no sólo pueden reemplazar algún tipo e trabajadores, sino que complementan, cada vez más, su labor. Está claro que la revolución digital ha modificado la forma de desarrollar las tareas, de comunicarse internamente en las empresas, en definitiva ha supuesto un cambio cultural que afecta a la organización interna de las empresas, tendiendo a estructuras más planas, con menos niveles jerárquicos y con entornos culturalmente más diversos.
Nuevas Carreras y Competencias
En la búsqueda de talento, se observa una tendencia que poco tiene que ver con títulos académicos tradicionales, sino más con capacidades concretas. Se augura un futuro con una vida laboral basada en proyectos diversos o trabajos distintos. Se necesitan perfiles multidisciplinares que puedan enfrentarse a esos desafíos, con cualidades que nunca podrán tener los robots: afectos, relaciones e imaginación. Seguirán existiendo profesiones en dónde la relación personal siempre resultará imprescindible.
La aparición de nuevos empleos es algo que ya ha ocurrido en otras etapas de la historia, pero lo que parece claro es que seguiremos vendiendo productos, servicios o soluciones a otros.
Desde el punto de vista de los centros educativos y formativos, tenemos que madurar y desarrollar la capacidad de pensar. Vamos a tener que estudiar a lo largo de toda nuestra vida, reinventarnos constantemente. Podremos ser abogados, tener una segunda carrera laboral como periodistas y acabar como emprendedores. El problema es el tiempo de ajuste, porque se necesitarán dos o tres décadas para que se creen nuevos negocios y profesionales.
Competencias Transversales
Por todo ello, nuevas habilidades aparecen de manera decisiva a la hora de buscar y mantener los empleos.
La formación básica no basta para acceder a un puesto de trabajo. El conocimiento es un elemento más al que se unen unas capacidades no cognitivas que aportan un valor diferencial clave a los perfiles cualificados.
Resulta obvio que estudiar abre las puertas a un empleo y que contar además con formación de posgrado aumenta nuestra empleabilidad. Aunque es cierto que una tasa de paro por encima del 18% en España no es ningún aliciente para la formación cualificada, es este colectivo el que antes aprecia la mejora de empleo, en concreto un 11,15% en 2016 entre los universitarios españoles. Este porcentaje se rebaja hasta el 5,01% si lo acotamos a la población con estudios de posgrado, garantía de una mayor empleabilidad.
En el último informe de Adecco. Las habilidades personas es, con un 92,5%, el criterio que más pesa en el proceso de selección de un candidato. Les sigue, por este orden, encaje cultural, las actitudes, las competencias transversales, las actividades extracurriculares, las habilidades técnicas y en séptimo lugar, la especialidad o máster.
Son las personas que se adapten al cambio con más facilidad, las que tengan mayor capacidad de análisis, las resolutivas y creativas, que sepan motivar y gestionar equipos serán las que alcanzarán el éxito en aquello que se propongan. La razón es que disponen de una serie de habilidades no cognitivas (socio-afectivas) que generarán confianza en su entorno, algo que cada vez es más valorado en cualquier relación laboral.
Y ello produce una transferencia de conocimiento, un volcarse a la práctica, que se ha vuelto ya imprescindible convirtiéndose sin duda en una de las cuestiones de máxima importancia en la posibilidad de acceder al mercado de trabajo y mantenerse en el.
El Gran Reto: Convertirnos en un País para Jóvenes.
A raíz del análisis expuesto, aportamos cuatro grandes conclusiones a la derrota demográfica que estamos sufriendo, en especial con nuestros más jóvenes y capaces y que serían, a nuestro juicio, las siguientes:
- Invertir en reforzar profundamente los recursos y a los profesionales de los sistemas educativos y formativos para adaptar la oferta a productos educativos y formativos de clara necesidad social y laboral así como con una vertiente nítida y claramente prácticas.
- Orientar la educación y la formación hacia las nuevas competencias digitales a las que adaptar productos educativos y formativos prácticos, en formato dual y enormemente prácticos.
- Detectar aquellos sectores de emergencia y futuro donde estos jóvenes preparados y con expectativas de futuros puedan desarrollarse profesionalmente tales como la nueva industria 4.0 o la sanidad tecnológica.
- Favorecer prácticas y actividades de interés para los colectivos en formación, basada no solo en la adecuación a un nuevo entorno laboral marcadamente tecnológico, sino también al cuidado de las competencias relaciones y el fomento de las habilidades personales.
De esta manera, no solo retendríamos el capital humano propio sino que también podríamos aspirar de manera realista a convertirnos en una Comunidad atrayente de talento y capacidades, tal y como nos ocurre en sectores como el textil o el conservero.