Numerosas son las propuestas que la crisis generalizada y sistémica han traído consigo, entre ellas, el fomento del emprendimiento y el afrontamiento de iniciativas empresariales y profesionales de corte autónomo. El empleo creado por las compañías ya constituidas no parece resultar suficiente. Esta fiebre por la iniciativa propia y la creación de empresas no resultan ajenas a las entidades educativas, y mucho menos a las escuelas de negocios.
Una sociedad en constante cambio como la actual, exige propuestas innovadoras, arriesgadas, valientes y decididas. Por ello, las escuelas de negocios no pueden vivir de espalda a estas transformaciones que requieren diseñar y poner en marcha nuevos modelos de referentes formativos. El antiguo modelo basado en la mera adquisición de conocimientos, así como en el manejo de ciertas “habilidades directivas” no exentas de prácticas inadecuadas, cuando no inmorales y desestabilizadoras, ya se ha resquebrajado.
» Las entidades educativas donde se adiestraban los cachorros, que posteriormente camparían a sus anchas como depredadores felinos en una sabana plagada de inocentes gacelas -como fáciles presas empresariales- se están transformando en templos de la ética y la responsabilidad en los negocios.»
Pero no basta con un mero cambio aparente de aspecto, sino que es preciso mostrar que los códigos éticos son algo más que papel y que la denuncia de unas prácticas propias de un capitalismo inhumano no pueden quedar en el olvido. La autorregulación y la inexistencia de barreras y leyes de control, no son el modo más adecuado de resguardar las virtudes del libre mercado.
El aumento del emprendimiento conlleva a su vez un aumento de la responsabilidad social empresarial, ya que la implicación en la empresa propia es siempre mayor que la de los cargos directivos de grandes compañías
Estos cambios globales precisan también de nuevas propuestas formativas, enmarcadas en los llamados Ecosistema de Conocimiento, cuya misión es conectar innovación, formación y mundo social y empresarial, mediante la creación de talento como suma de capacitación, aprendizaje, creatividad, interacciones y aplicación operativa.
Los Ecosistemas de Conocimiento suponen una red, un entramado de relaciones entre los diversos componentes que interaccionan entre el aprendizaje y las actividades prácticas, siendo estos diferentes y a su vez complementarios, creando un entorno favorable para organizaciones y personas, en una red cooperativa y relacional, que permita compartir contenidos, favorecidos por el uso de tecnologías abiertas y adaptativas.
Los Ecosistemas de Conocimiento permiten así mismo incorporar los conceptos de ética y responsabilidad empresariales, creando a su vez empleo y riqueza de modo sostenible, favoreciendo a pymes y emprendedores, y sirviendo de acicate para grandes organizaciones.
Conscientes de todo ello, en IFFE Business School pretendemos ir mucho más allá del mero concepto tradicional de escuela de negocios. Nuestra visión es construir un ecosistema del conocimiento como tal, semilla de una nueva generación de líderes empresariales que afronten el futuro con fundamento y con decisión. La formación de los profesionales y directivos es la mejor herramienta para conseguir empresas competitivas, sostenibles e innovadoras, como base imprescindible para construir una sociedad dinámica y con ansias de futuro.
Por Manuel Carneiro, Consejero Delegado de IFFE Business School, resumen del artículo publicado en la revista Responsabilidad Social
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