“Al mirar a un astillero, debemos ver mucho más allá del empleo y la actividad económica que se genera intramuros”
El director de la unidad productiva de Navantia en la ría de Ferrol, padrino de la última promoción de alumnos máster de IFFE Business School, habla de la apuesta de la empresa pública por liderar el proceso innovador hacia la Industria 4.0 y de los valores que definen el presente de esta gran compañía de construcción naval
Julio Martín Ramos dirige desde 2012 el centro de producción de Navantia en la ría de Ferrol. Son los astilleros de más peso dentro de la empresa pública, que a su vez se sitúa entre los cinco principales diseñadores de buques militares del mundo, con presencia en más de 25 países. IFFE Business School descubrió con él, gracias a su ponencia en el acto de graduación de nuestra sexta promoción, los retos actuales de una compañía con 300 años de historia.
Navantia es una gran compañía dedicada principalmente a la construcción naval militar y con un importante volumen de negocio también en reparaciones, offshore y construcción naval civil. ¿Seguirá siendo la construcción militar la insignia del grupo en el futuro?
Sin duda. Tres cuartas partes de la plantilla total de Navantia se dedican a la construcción naval. El resto se reparte en las actividades de Reparaciones, Energía y Propulsión, Sistemas y Eólica Marina. Aunque es indudable el esfuerzo que estos últimos años se está realizando para diversificar la actividad hacia sectores con un futuro prometedor, no me cabe ninguna duda de que la construcción militar seguirá siendo nuestra actividad principal.
Cada empleo creado en el sector naval genera 1,5 indirectos, de ahí la importancia capital que la actividad de Navantia tiene en la economía de sus zonas de influencia. La compañía mantiene desde siempre un compromiso con su entorno, principalmente a través de la subcontratación. En este momento en el que Navantia está volcada en transformarse para ser más competitiva, con la iniciativa Astillero 4.0, ¿han de transformarse también necesariamente las industrias auxiliares? ¿Cree que el tejido productivo en torno a Navantia ha adoptado también ese compromiso?
El empleo inducido por nuestra actividad supera esa cifra y en algunos proyectos no solo la duplica sino que puede llegar a triplicarla. Solo hay que tener en cuenta los empleos inducidos en la fabricación y logística del equipamiento de un buque medianamente sofisticado. Por ello, al mirar a un astillero, debemos ver mucho más allá del empleo y la actividad económica que se genera intramuros.
Respecto a la iniciativa Astillero 4.0, no es una alternativa, es el camino. Nuestro mundo está sometido a lo que algunos expertos denominan cuarta revolución industrial, y la actividad naval no es ajena a ella. La voluntad de Navantia de avanzar hacia el Astillero 4.0 se va a materializar siempre dentro del marco establecido por el Gobierno de España para la evolución de la Industria 4.0, aprovechando el impulso que se ha generado en la Unión Europea y en línea con las iniciativas de la Xunta de Galicia. La política de Navantia hacia el Astillero 4.0 establece como factor básico la digitalización dentro de un proceso inteligente, que conecte la realidad virtual con la realidad física, pero que evidencia la necesaria modernización de algunas de sus infraestructuras. Así, en el caso de Ferrol, es imprescindible acometer la transformación hacia el Astillero 4.0 modernizando al mismo tiempo unas instalaciones que en su mayor parte son del siglo XVIII.
En su ponencia en IFFE proclamó que Navantia ha de renovarse o morir. ¿Es un empeño especialmente complicado para una empresa con más de 300 años de historia?
Son dos caras de una misma moneda. 300 años de historia son la base de un orgullo fundamentado en hechos y logros incontestables, al mismo tiempo que suponen una mayor rigidez para los cambios. Pero una transformación de la entidad que necesita el astillero de Ferrol, necesita continuar con la línea ya adoptada por Navantia de “transformarse trabajando” es decir, dicha transformación solo cobra sentido y solo es viable si va asociada a un ambicioso proyecto de construcción naval. En Ferrol, la gran oportunidad de modernización del astillero y su transformación en un Astillero 4.0 es, sin duda, el proyecto de la Fragata F-110.
Navantia ha logrado innegables éxitos aplicando la innovación al ámbito del producto. ¿Será más o menos complicado hacerlo en los procesos? ¿Qué dificultades hay que superar para cambiar la forma de hacer las cosas en una empresa del tamaño de Navantia?
No podemos olvidarnos de la innovación en nuestros productos, pues al final éstos son lo que las Armadas o Armadores adquieren, pero es indudable que el mayor esfuerzo del Astillero 4.0 se centrará en los procesos de diseño y fabricación. El objetivo es modernizar nuestros astilleros, a través de la mejora de los sistemas y soportes informáticos, la conectividad, la automatización, la robotización y la formación de personal para asegurar la competitividad de nuestros productos militares y civiles en el futuro. Las dificultades aparecerán porque es una tarea enorme la que tenemos por delante, ambiciosa y para un largo plazo; pero como dice el refrán, un largo camino se inicia con el primer paso, y ese ya lo hemos dado con la puesta en marcha de la Unidad Mixta de Investigación conjuntamente con la Universidad de A Coruña.
Desde la perspectiva de su larga trayectoria en el naval, ¿cree que España concede la atención que merece a este sector estratégico?
Para los que trabajamos dentro del Sector posiblemente nunca sean suficientes las medidas que se adopten en su defensa. Personalmente puedo asegurar que en general sí han tenido conciencia del carácter estratégico del sector. Pero vivimos en un mundo globalizado, dentro de la CEE, compitiendo con países que no están sujetos a las mismas reglas de juego. China, Corea y Japón copan cerca del 90% de la cartera de pedidos mundial, contando con macro estructuras empresariales, de las que los astilleros son una pequeña parte. Ellos actúan como estados independientes, mientras los europeos nos desgastamos en combatirnos internamente. Es evidente que cuanto mayor sea el peso de nuestro país, mejor posición tendremos en todos los Foros y el sector naval no es ajeno a esta máxima.
¿Cuáles son los valores que guían la actuación de Navantia?
Corporativamente asumimos como los más destacables: el compromiso con los resultados, el liderazgo tecnológico, el trabajo en equipo, nuestra orientación al cliente, la responsabilidad y el compromiso ético.
¿Cómo trasladarlos a toda la organización?
Esta es una empresa de larga historia, en la que generaciones enteras han heredado el saber hacer y el orgullo por los buques construidos. Es una obvio pero cierto: el mayor valor de Navantia está en su plantilla.
En cuestión de valores, ¿Navantia ha creado escuela dentro del tejido industrial de su entorno?
Navantia es empresa tractora en todas las zonas geográficas donde está, no solo en Galicia. Por tanto, como tal es un referente para el tejido industrial de sus áreas de influencia, y es evidente que muchas de las acciones o iniciativas adoptadas por Navantia, han sido seguidas posteriormente por algunas de las industrias locales.