Innegable líder en el sector turístico, España se enfrenta a importantes retos para seguir ostentando esta posición. Para no morir de éxito, el futuro del sector pasa por planificar las actuaciones a partir de una estrategia clara basada en la sostenibilidad en todas sus acepciones.
La industria turística se encuentra con las mejores cifras de su historia y las previsiones continúan crecientes para los próximos años. En estos momentos España suma ocho períodos de récord en las llegadas de turistas, sólo el pasado año se alcanzó la cifra de 82 millones de visitantes internacionales en nuestro país, sin tener en cuenta los datos del turismo interno. Estos datos son los que parecen llevar a la euforia tanto a políticos, como a muchos empresarios, incluso les lleva a pensar que ya tienen en sus manos el mecanismo del éxito. Pero hablar de cifras de turistas, de número de llegadas, de movimientos en frontera, en definitiva, de crecimientos en este sentido, ¿nos permite concluir, sin más, que España cuenta con un prometedor futuro turístico?
Hablar de éxito en la industria turística sólo a partir del dato de cantidad y principalmente de cantidad de turistas, resulta pueril y un tanto ingenuo, por no decir que muestra un triunfalismo cortoplacista. Y cuando de lo que se habla es de uno de los más importantes sectores de nuestra economía, no puede ser el corto plazo la visión.
Se precisa un análisis más profundo para poder hablar de éxito, entre otras variables debemos analizar cifras como: nivel de ingresos por turista, incrementos en el empleo, niveles salariales, cualificación del empleo, índices de rentabilidad. Y no sólo eso, debemos tener en cuenta la sostenibilidad de la actividad en el futuro. Por tanto, sí es cierto que España está justo en la cresta de la ola, en la senda del crecimiento,…. pero con la misma fuerza podemos decir que ese éxito puede ser efímero o no, y que todo depende de las medidas que se utilicen para su valoración y que nos lleven a definir la estrategia a seguir.
A modo de simple ejemplo, España ha tenido un 10,3% de incremento en el número de turistas mientras los ingresos por turismo han crecido un 6,7%, es decir casi cuatro puntos menos que el número de turistas. Estos datos nos llevan a asegurar que estamos teniendo unas importantes cifras de ocupación en hoteles, de visitas a los museos, a los parques naturales, playas, incluso en restaurantes, etc. Pero, ¿qué está pasando con los ingresos? El número de turistas crece, el nivel de ingreso no lo está haciendo en la misma medida, esto implica que la aportación de los turistas es cada vez menor, y en términos generales, el deterioro en nuestro destino es previsiblemente cada vez mayor.
En la industria turística es un hecho y, cada vez se presenta con más firmeza, la fuerte vinculación de las empresas turísticas con los destinos. De ahí que hablar de rentabilidad del turismo nos debería llevar, sin lugar a dudas, a intentar cuantificar los deterioros que provoca el turismo en el destino. El objetivo de esa medición no debe ser otro que buscar un indicador o indicadores realistas de la rentabilidad turística, permitiéndonos así tomar medidas que aseguren de manera más fehaciente el desarrollo futuro de este sector.
Por ello, si bien es cierto la necesidad de medir el gasto que conlleva el turista en términos de coste de empresas, debemos poder cuantificar el gasto que tiene en servicios, seguridad, mantenimiento, equipamientos, …. En definitiva, la compleja medición de la rentabilidad y del futuro del turismo no puede quedar exclusivamente ceñida a la entrada de turistas. La industria turística va mucho más allá del porcentaje de crecimiento del número de turistas entrando en el país.
Es preciso para hablar de liderazgo futuro hablar en términos de sostenibilidad, sostenibilidad económica, medioambiental, cultural y social.
Ranking del Índice de Competitividad en Viajes y Turismo 2015. Fuente: Foro Económico Mundial
Rango | País / Economía | Valor |
1 | España | 5.31 |
2 | Francia | 5.24 |
3 | Alemania | 5.22 |
4 | Estados Unidos | 5.12 |
5 | Reino Unido | 5.12 |
6 | Suiza | 4.99 |
7 | Australia | 4.98 |
8 | Italia | 4.98 |
9 | Japón | 4.94 |
10 | Canadá | 4.92 |
El turismo español se posiciona como número en la industria vacacional dentro de los 141 países analizados, en el último informe publicado. Siendo nuestra riqueza en recursos culturales, nuestras infraestructuras y «la adaptación a los hábitos de consumo digitales» los aspectos que nos conceden esta posición y lo que nos ha hecho escalar desde la posición octava que ocupábamos en 2011 a la cuarta que ocupamos en el 2013 y a la actual primera posición, con una puntuación de 5,31 en una escala de 7.
Desde 2011 comienza a crecer de manera ininterrumpida la llegada de turistas extranjeros a España. Esta tendencia de crecimiento se ha mantenido hasta la actualidad, y las previsiones apuntan a que podrá seguir así.
No obstante, al mismo tiempo la ratio de euros por turista también ha ido descendiendo, de modo que hemos bajado desde los 792 euros del año 2011 hasta los 722 euros del ejercicio 2016. Gráfica de elaboración propia a partir de datos de Frontur.
En un mar de oportunidades, surfear en las olas es un reto no sencillo pero apasionante.
Pero para seguir surfeando hemos de seguir entrenando y adaptándonos a los nuestras condiciones físicas cambiantes, a las condiciones del ambiente y al paso del tiempo para salir con bien. Y, aunque desde la cresta de la ola, éstas se toman mejor, lo que nos permite estar en el momento idóneo para tomar medidas y para ser conscientes de la necesidad de poder seguir surfeando, también es el momento crítico en el que nos podemos ahogar por el éxito.
“El turismo es una actividad importante para la economía mundial y para la española una actividad fundamental. Debemos cuidar su crecimiento”
Pero el turismo está vinculado cada vez más a los destinos y a las vivencias que los turistas experimentan en esos destinos. La vinculación de la industria turística con el destino en el que se desarrolla es cada vez más fuerte, de ahí la importancia de la planificación y de contar con una estrategia clara en el territorio y de que esa estrategia tenga como base la sostenibilidad, pues el deterioro que puede provocar la actividad turística podría conllevar muchos más costes que los ingresos que produce.